Cómo evitar un golpe de calor en Álava, donde el umbral de riesgo está en 33 grados

Cómo evitar un golpe de calor en Álava, donde el umbral de riesgo está en 33 grados

Cómo evitar un golpe de calor en Álava, donde el umbral de riesgo está en 33 grados 1359 903 Docor Comunicación

Es verano y, con él, llega uno de los grandes riesgos de estos meses: los posibles golpes de calor. ¿Cómo evitarlos? José Ignacio Catalán, doctor especialista en Medicina Interna del Hospital Vithas Vitoria, nos da unos consejos.

El Ministerio de Sanidad, en su plan preventivo de altas temperaturas, fijó en 33 el umbral de grados para Álava, a partir del cual el exceso de calor dispara el riesgo para la salud y la mortalidad asociada.

De normal, el cuerpo está entre 35 y 37 grados. Para sentirnos cómodos, debe haber diferencia entre esta temperatura y la ambiental. Lo óptimo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sería que esta última fluctuara entre los 18 y 24 grados.

Por encima de los 37 grados, nuestro cuerpo comienza a esforzarse para mantenerse en estado idóneo. A más calor, el trabajo aumenta, hasta provocar estrés en el organismo. Con 39 grados corporales, el cerebro ordena a los músculos que ahorren energía, lo que causa cansancio. Con los 40, llega el agotamiento de calor, con mareos y náuseas.

Estamos a punto del golpe de calor, con posibilidad de espasmos y cansancio acusado. Nuestro cuerpo, tras intentar refrescarse, se ha rendido y no regula su temperatura. El flujo de sangre no llega a la piel, ni sudamos. El riesgo de un fallo multiorgánico es real.

Cualquier persona puede sufrirlo, pero hay colectivos más vulnerables, como bebés y niños, ancianos, deportistas o personas que trabajan al aire libre. ¿Cómo evitarlo?

Lo primordial es que, como ya hemos mencionado, nuestro cuerpo no supere los 37º. Para ello, debemos atender las señales de sed. Nos evitan perder electrolitos, que es lo que provoca que nuestra temperatura corporal aumente. La “hidratación continua y una dieta suave son las clave para afrontar un calor fuerte”, explica José Ignacio Catalán.

Cuando bebamos, mejor agua que bebidas refrescantes, cuyo alto contenido en azúcar no ayuda a paliar el calor. Es más efectivo un café con hielo, por ejemplo, que un helado o una cerveza. “Generan sensación momentánea de frescor, pero a largo plazo deshidratan y provocan más sed”, recomienda el experto del Hospital Vithas Vitoria.

En cuanto a la dieta, el experto recomienda reducir la ingesta de grasas y proteínas. En su lugar, mejor frutas y verduras, así como alimentos ricos en solutos y electrolitos, claves para mantener el nervio saludable y la función muscular. También el equilibrio de líquidos y ácido-base.

Es aconsejable evitar estar a pleno sol en las horas principales del día: entre las 12 y 16 horas. Y la ropa debe ser de materiales finos, cómodos y transpirables. Conviene, sobre todo en el caso de bebés y niños, que tengan la cabeza protegida con un gorro, sombrero o visera.

Los deportistas, mejor si hacen su actividad física en lugares cerrados. El exterior, solo para las horas más frescas: las primeras de la mañana o por la tarde, al caer el sol. Es arriesgado realizar ejercicio cuando la temperatura ambiente supera los 30º. Y, si bien las bebidas isotónicas son “reconfortantes”, no hay que abusar. “Debemos compensarlas con la ingesta de agua, porque tienen demasiada azúcar”, aporta Catalán.

Y, para los mayores, lo más importante es tener una dieta suave con mucho líquido. “Como un caldo de verduras, acompañado de agua para estar bien hidratados constantemente”, recomienda. En los casos en que sufran diabetes, hipertensión o tomen medicación para el alzheimer o la depresión, sus mecanismos de compensación “pueden estar alterados, lo que repercute negativamente en su defensa corporal ante el calor”.

¿Cuáles son los síntomas a los que debemos estar atentos? Fatiga, cansancio, náuseas, mareos, taquicardias, exceso de sudoración, sequedad o pérdida de consciencia, en los casos más graves. Son clave para saber que debemos hidratarnos porque anuncian el principio de un golpe de calor.

En este caso, el especialista de Vithas Vitoria recomienda trasladar a la persona afectada a un sitio con ventilación y fresco. Quitarle la ropa y colocarla paños remojados en agua fría, “a unos 25 grados, nunca menos, para que los vasos sanguíneos no se colapsen”, en ingle, cuello y axilas.

A continuación, lo más recomendable es “acudir a Urgencias o a la consulta médica para ser tratado”, constata el médico del hospital vitoriano.

 

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