La ciencia médica lleva décadas desentrañando el importante papel que un descanso de calidad juega en la prevención de accidentes cardiovasculares. De hecho, hace tiempo que se conoce la relación íntima existente entre uno de los trastornos del sueño más prevalentes, la apnea obstructiva del sueño (AOS), y la hipertensión, puerta de entrada a la enfermedad cardiovascular y también, por tanto, puerta de acceso para la prevención.
“Este campo de trabajo tiene muchos interrogantes por descubrir. Uno de ellos era saber si en los pacientes con AOS que no presentan síntomas de somnolencia diurna el tratamiento de la apnea con una máquina de presión positiva continua en la vía respiratoria (CPAP) también podía prevenir el riesgo cardiovascular. Porque si éramos capaces de demostrarlo, conllevaría el hecho de que los pacientes también deberían usar la máquina de CPAP para prevenir el riesgo de eventos cardiovasculares”, explica el doctor Manuel Sánchez de la Torre, miembro del grupo de trabajo de Respiratorio de la Sociedad Española de Sueño (SES).
Según el investigador, director científico del Instituto de Investigación Sanitaria de Castilla-La Mancha (IDISCAM) y profesor Ramón y Cajal de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), en los pacientes con AOS que presentan somnolencia diurna, el uso de la CPAP está más normalizado y existe mayor adherencia, ya que con ese uso mejoran su calidad de vida. Por el contrario, aquellos que no presentan estos síntomas tienen una peor adherencia al dispositivo, ya que apreciaban la necesidad y ventajas de su uso.
La CPAP como herramienta clave en la prevención cardiovascular
Sin embargo, un meta-análisis liderado por el propio Sánchez De la Torre y galardonado en la 32º Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño (SES), celebrada en septiembre en Sevilla, con el Premio Joaquin Terán y Mari Luz Alonso al mejor trabajo científico publicado, ha demostrado que el uso correcto y diario de la CPAP durante al menos cuatro horas por noche reduce en un 31% el riesgo de tener un nuevo evento cardiovascular en pacientes que ya presentaban enfermedad cardíaca.
“Este es un mensaje muy importante a nivel clínico, porque demuestra que independientemente de que los pacientes tengan somnolencia diurna o no, una buena adherencia al tratamiento con CPAP disminuye el riesgo de tener un nuevo evento cardiovascular grave, por lo que es una gran estrategia de prevención secundaria”, explica el experto.
Llegar a esta conclusión no fue fácil. Los investigadores, liderados por Ferran Barbé, Director Clínico Territorial de Medicina Respiratoria de Lleida, en colaboración con el autor principal del estudio, Manuel Sánchez de la Torre, revisaron los datos de tres ensayos clínicos aleatorizados que incluyeron a más de 4.000 pacientes para comprobar si el uso de la CPAP reducía el riesgo de recurrencia de accidente cardiovascular.
El resultado de los tres estudios proporcionaba una misma conclusión: tratar a los pacientes asintomáticos de su apnea no mejoraba su pronóstico. “Esto supuso un mazazo, porque esperábamos que tratando la apnea disminuyera el riesgo”, reconoce el investigador.
Ante ese resultado, el equipo de trabajo se planteó los posibles motivos que podrían explicar esos inesperados y homogéneos resultados. Y entre esos motivos, uno de los que cogió más fuerza para los autores fue el uso que los participantes de los tres estudios hacían de la máquina CPAP.
“Si uno tiene una infección, nadie cuestiona hoy en día la efectividad de los antibióticos, que suelen ir acompañados de una frase: “hay que tomarse la pauta completa”. Y es que la adherencia a un tratamiento es fundamental para esperar su efecto positivo. En la AOS pasa igual. Si a ti te pautan la CPAP, tú tienes que usar esa máquina todos los días para que tenga efecto y durante el mayor número de horas posibles de sueño”, explica.
En base a esa premisa, los investigadores realizaron un meta-análisis de datos individualizados de los tres estudios. Observaron que muchos pacientes usaban la CPAP por un tiempo medio de menos de cuatro horas por noche, siendo este un tiempo inferior al recomendado.
También observaron que en los periodos de uso de la CPAP de más de cuatro horas por noche los pacientes veían disminuir su riesgo de tener un nuevo evento cardiovascular en un 31%. “El mensaje que aporta este estudio es que los pacientes con AOS, aunque sean asintomáticos y no presenten somnolencia diurna, tiene que utilizar la CPAP tanto como puedan. Cuanto más mejor. Nadie ha demostrado cuánto tiempo hace falta. Ahora sabemos que un periodo mínimo de cuatro horas por noche disminuye el riesgo un 31%, pero igual si nos hubiésemos centrado en seis horas estaríamos hablando de un 47% de reducción del riesgo. Esto último no lo sabemos porque no disponemos de la información suficiente para comprobarlo, pero lo único seguro es que es importante utilizar la CPAP tanto como se pueda, porque mientras se usa, se reduce el riesgo”, argumenta Sánchez de la Torre.
Relevancia de la telemonitorización
En ese sentido, el miembro de la Sociedad Española de Sueño (SES) destaca la importancia que, en base a los resultados del estudio, adquiere la telemonitorización de los pacientes. “No solo es importante pautar el tratamiento, sino que hay que hacer un seguimiento muy personalizado, porque cuando a un paciente tú le indicas un tratamiento y deja de utilizarlo, tienes que saber por qué lo ha hecho para evaluar la situación, plantear alternativas y mejorar la adherencia”, concluye.