Se estima que hasta el 14% de las mujeres en España pueden llegar a desarrollar un trastorno por adicción a sustancias (alcohol, cannabis, cocaína, opiáceos, etc.), en función de diversos factores individuales y contextuales durante el embarazo y el postparto. La cifra podría ser incluso mayor, ya que muchos casos no son detectados por el sistema sanitario debido al estigma que rodea a la enfermedad mental y a las adicciones y al miedo que sienten las mujeres a perder la custodia de sus hijos.
“En salud mental siempre parece que hay trastornos de primera y de segunda. Y las adicciones, independientemente de si están asociadas a otro tipo de trastorno mental o no, lo que se conoce como patología dual, son probablemente los trastornos mentales más estigmatizados. Más aún en la mujer. Y más aún si hay un embarazo o niños y niñas de por medio. Entonces es el summum del estigma y se penaliza mucho, también desde la administración”, afirma la doctora Gemma Parramon Puig, psiquiatra e investigadora del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
La portavoz de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) lamenta que siga existiendo la concepción, incluso entre muchos profesionales sanitarios, de que la adicción a sustancias es una cuestión de voluntad y no un trastorno mental, por lo que en muchos casos estas mujeres son censuradas socialmente y penalizadas por la administración con la retirada de la custodia de sus hijos.
“Es importante que se revisen los protocolos de protección a la infancia para no penalizar el hecho de padecer un trastorno mental, que es lo que ahora está pasando. Si una mujer no deja de consumir una sustancia durante el embarazo o el posparto cuando sabe que es nociva para su criatura es porque no puede, no porque no quiere. No hay ninguna mujer que consuma sustancias durante el embarazo o el posparto con el objetivo de hacer daño a su hijo o hija”, reflexiona la experta, que lamenta que este estigma y este asociar la adicción a la voluntad de las madres también conlleve en muchas ocasiones la ausencia de un tratamiento adecuado.
La importancia de las unidades de salud mental perinatal
Según la doctora Parramon Puig, muchas adicciones de mujeres en esta etapa vital tan vulnerable a nivel mental están asociadas a la automedicación. “Si una persona consume una sustancia porque no se encuentra bien y de repente se encuentra mejor, lo más probable es que termine desarrollando un trastorno por uso de sustancias”, explica la psiquiatra.
Tras ese malestar y ese encontrarse mal muchas veces se esconde otro trastorno mental, fundamentalmente la depresión, que se asocia en muchas ocasiones al consumo de sustancias. “Lo observamos con frecuencia en la práctica clínica: durante el embarazo, muchas mujeres experimentan lo que denominamos motivación fetal, una fuerza especialmente intensa vinculada al deseo de proteger y cuidar al futuro bebé.
Esta motivación actúa como un potente motor de cambio, favoreciendo, en muchos casos, la reducción o el abandono del consumo de sustancias. Sin embargo, esta tendencia puede revertirse tras el parto: si la mujer desarrolla una depresión posparto, el riesgo de recaída en el consumo es considerablemente elevado” sostiene.
La portavoz de la SEPD destaca la importancia de detectar a estas mujeres más vulnerables y hacerles un seguimiento y un tratamiento “respetuoso y sin juicios”. En ese sentido, destaca como fundamental la generalización de las conocidas como Unidades de Salud Mental Perinatal, apenas implantadas en España salvo contadas excepciones que, en la mayoría de los casos, “funcionan por la buena intención y la voluntad de profesionales médicos concienciados con la problemática y no por la planificación de las administraciones”.
“Los centros de tratamiento de adicciones, tradicionalmente muy masculinizados, no siempre ofrecen un entorno seguro o cómodo para las mujeres, y mucho menos para aquellas que están embarazadas. Si ya de por sí el acceso a estos servicios representa una barrera para muchas mujeres, durante el embarazo esa dificultad se acentúa todavía más”, apunta Gemma Parramon, que tiene una opinión similar sobre la pertinencia de los ingresos en unidades de psiquiatría convencionales, que implican la separación de la diada madre-bebé.
“Las unidades de hospitalización madre-bebé de Salud Mental Perinatal están diseñadas para que la madre ingrese con su bebé y para que ambos reciban atención especializada de psicólogos y psiquiatras, ya que el tratamiento tiene que considerar los riesgos y beneficios para los dos”, añade la psiquiatra, que destaca por último la importancia de informar correctamente a estas mujeres para que las decisiones sobre el tratamiento sean consensuadas.